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30 noviembre 2010

Lección de Cono

Nota aclaratoria: Para aquellos que no estéis en edad escolar, que sepáis que "Cono" viene a ser lo que "mates" era a matemáticas. Estaría pues hablando de una asignatura antes conocida por ciencias naturales y/o sociales y que ahora se llama Conocimiento del Medio, oseasé Cono.




Anteayer domingo, fuimos los pollitos, Consuerte y yo a dar una vuelta por la granja. Sin motivo justificado. Sólo a ver a los animales y bueno, lo normal: asustar a los terneros, coger huevos mientras acorralamos a las gallinas, abrazar a los perros pulgosos (sí, sí, Nina no tiene escrúpulos). Consuerte, que se inició después que yo en esto de la ganadería fue quien dio la voz de aviso.

- Diva, para mí que esa vaca no está bien. Me dijo señalando un animal aparentemente hinchadísimo.

- ¿Tu crees? - Le respondí, intentando aparentar normalidad y un conocimiento del que carezco al ver al pobre animal excesivamente atorado.

Así que decidimos seguir a la vaca. La pobre se tumbó y no se podía mover. Al principio, pensé que quizá hubiera comido mucho. A veces se empachan, se hinchan y si no las pinchas (literalmente las agujereas con un cuchillo en la tripa) explotarían. Sin embargo no fue así. Y Rey, advirtió enseguida que el motivo del abultado abdomen era que tenía ¡¡ un grano de uva enorme colgando del culo!! Angelito...

La vaca en cuestión iba a parir y le empezó a asomar por detrás un poco de la placenta con líquido a modo de bolsa y que en realidad se asemejaba a un grano de uva. Ante lo que podía ser un parto con complicaciones y nuestra falta de mundología en cosas verdaderamente importantes, opté por llamar a Tito, que es el que realmente manda y maneja el cotarro.

- ¿Niño? - le llamo así cariñosamente.

- Qué, ya ´stamos dando pol culo, ein? (es también muy cariñoso y el mejor maestro de tacos que tienen mis pollitos).

- Tito, que hay una vaca que va a parir, mejor que vengas por si acaso.

- ¿Que vaca es? ¿La gris o la parda?

- La gris.

- Voy pallá. No os mováis de ahí.

Esto último lo dijo para que pasáramos frío y nos solidarizásemos con él porque en lo único que hacíamos allí era estorbo y en realidad no nos necesitaba para nada.

Al poco llegó Tito. Se puso un mono y se fue para la vaca. El animalico, en su sabiduría,  se había escondido de nosostros para parir, así que nos ocultamos a observar como se sucedían los acontecimientos.

Tito guío a la madre hasta un establo y la dejó que se tumbara. La pobre iba haciendo esfuerzos y apenas consiguió que asomaran unas patitas. Tito se iba acercando a ella con soltura, por detrás para ver como iba todo, mientras nosotros observábamos atónitos. La vaca le dejaba hacer, lo conocía, estaba segura con él. Aunque en mi haber he presenciado varios partos, para Consuerte y pollitos, era el primero, así que el grado de absorción y abstracción era enorme. Consuerte hasta hizo fotos con el móvil (como un turista).

En cuanto pudo, Tito se acerco con un "estirador". Un estirados es un artefacto a modo de cuerda de esquí acuático del que parten dos cabos para atar a cada una de las patas del ternero que sale y poder estirar y así ayudar a la vaca. Tito metió la mano para ver si el ternero venía bien. Al comprobar que sí, ató los cabos a cada una de las patitas del ternero. Se tumbó en el suelo detrás de la vaca y comenzó a tirar. En ese momento los pollitos estaban emocionados, sobre todo por ver como sería el ternero y como iba a salir de su madre. En unos diez minutos, Tito había conseguido sacar al ternero y la cuadra se vió invadida por un aroma caliente y dulce a la vez (olor de vida le llaman aunque... es más bien sangre).

Yo, que soy la experimentada, procedí a entregar un cubo con agua a Tito, quien sin miramientos, se lo echó por encima al recién nacido mientras le limpiaba la cara y la boca con su mano. De esa forma el ternero (fue macho) reaccionó y se espabiló. Su madre, impasible ante las idas y venidas de Tito, lo empezó a lamer hasta dejarlo seco. Hay madres que no dejan ni que te arrimes a 5 metros.

Quedamos que se llamaría como el que ganara las elecciones catalanas. Así que se llama Artur.

29 noviembre 2010

Building up for Christmas

Cuando era pequeña, se llamaba "Adviento". Y cuando las Madres decían esa palabra mágica, era el pistoletazo de salida de unas semanas increíblemente llenas de actividad y preparación. En mi colegio, había concurso de postales Navideñas en EGB (todas las niñas teníamos que participar, nunca gané) y de relatos Navideños en BUP (ehem, compensé aquí). También estaban los adornos de las clases (tambien competición!) y del cole en general, con espumillón y mucha plata. Y por supuesto, la preparación de las obras Navideñas donde había que ir de pastoras con nueces en la cesta, y las rubias eran siempre la Virgen. En Tercero de BUP las de letras preparaban una obra de teatro (de Casona, generalmente) por ejemplo "Los árboles mueren de pie" o "La barca sin pescador". Recuerdo vivamente que la que interpretó a la abuela en la primera obra lloró de emoción en una de las escenas finales: aún se me pone la carne de gallina de pensarlo. Yo no participé porque era de Ciencias (y claro, teníamos que estudiar más, no había tiempo para ensayitos) en la superficie, de letras en el corazón (por lo que siempre me han dicho que hubiera tenido una vena dramática, -o cómica, quien sabe).

Me encantaba esa época que presagiaba las vacaciones, me encantaba el bullicio, la lista de cosas por hacer. Me gustaba planear cosas con la Fashion y hablar de los regalos con mi madre (la Reina Maga por antonomasia). Me encantaba el "Día de la Purísima", como llama la Yaya al 8 de Diciembre, un día lleno de rituales en mi casa de Vetusta. El primero era ir con mi padre a comprar el árbol de Navidad, siempre enorme, que poníamos en el recibidor de casa, con muchas bolas y luces (apra las que mi padre sacaba unos cables extraños). El segundo consistía en algo que hoy sería altamente ilegal: había una especie de acueducto del canal de Vetusta donde crecía salvajemente el musgo. Mi padre, armado de una navajuela y yo de una bolsa recogíamos trozos húmedos de las paredes de ladrillo que años después inspirarían los lofts neoyorkinos. Por la tarde, montábamos el Belén. El portal lo había hecho mi padre con maderitas, y tenía hasta lucecitas de colores. Una pasada, pero lo más era la mise-en-scene. Lo poníamos dentro de una chimenea que ya no se usa (también en el recibidor) y mi padre hacía montañas y otros accidentes geográficos, incluyendo el río con papel de aluminio, un clásico. Todo quedaba cubierto por el musgo y luego un poco de harina daba el toque nevada imprescindible. Todo muy ad hoc con lo que debía ser la orografía de Cisjordania, como se puede apreciar.

Mientras en una parte de la casa ocurría esto, el siguiente ritual "Día de la Purísima" tenía lugar en la cocina. El motivo: los pastelitos de almendra riquísimos y las rosquillas. La Yaya estaba al frente y siempre contaba que "cuando vivían en la finca", ella daba una gran fiesta, y hacía un numero mastodóntico de esos pastelitos. Es que la Purísima, también llamada la Virgen Niña, era la patrona de la finca, me explicaba. La sacaban a hombros, porque tenían hasta una figura. Siempre me fascinó, supongo que por esto, la Virgen Niña, y siempre quería saber más cosas de ella. Es curioso como funcionaba los procesos de identificación.

En Inglaterra, a estas semanas que vivimos (sin vivir en nosotros) se llaman el "building up for Christmas" (algo así como preparando la Navidad). Tienen el encanto de los viernes, el del día previo a las vacaciones, el de la víspera de tu cumpleaños. Se puede decir que empieza poco después de pasar Halloween y el "Fifth of November", que es la fecha en toda la isla se hacen fuegos artificiales. Entonces empiezan a poner las pistas de patinaje sobre hielo por toda la ciudad (son una maravilla, en sitios tan pasada como el Museo de Historia Natural en Kensington, Somerset House, Torre de Londres...) y los mercados navideños, inspirados en los centroeuropeos, con olores a canela y naranja que te transportan al centro de Munich o Viena. Extremadamente clase media y burgués, pero me gustan.

Luego empiezan la gente del trabajo a planear las fiestas de Navidad. Para mí, como estoy con dos equipos diferentes, significa doble fiestuki. Además también están los de mi misma disciplina de otros equipos, gente del pasado, los colegas del Pedalista, el "hay que verse antes de vacaciones" con la gente con la que quedas de vez en cuando los findes y el odiado "Christmas shopping". Aún no he empezado (mamá, Reina Maga, ven!).

En el trabajo, como decía Diva el otro día, es una época de estar hasta arrib
a. Se acumulan informes que escribir para enviarlos antes de las vacaciones, ocurren más imprevistos, y el frenesí es total. Si añadimos el catarro de turno, ya tenemos la combinación letal para que no se pueda mantener la presencia deseada en la blogosfera. Me fastidia porque todos estos eventos dan para contar muchas cosas, para hacer mucho análisis, para reírse. Pero faltan horas. My apologies.

También me faltan las rosquillas (Yaya, ven!), que cuando llegue a Vetusta tendré en sobredosis. Mientras tanto, vamos preparando al cuerpo para los excesos que vendrán a base de uno de mis dulces favoritos: el Panetone o el Pandoro. Ajj, qué ricos, que se quite todo el turrón! Y, mineytras tanto, ya hemos puesto el árbol... total como nos vamos pronto (excusas). De lo que no hemos tenido tiempo es de comprar sus aditamentos (más excusas), apréciese su tristeza (Papá, ven!), aunque a Mini le gusta igual.

Y, sobre todo, mientras tanto, el frío acompaña… HELP! Cualquier día me pierdo y saco el gorro boliviano.

28 noviembre 2010

Los premios Mastropiero




Antes

Lo tenemos todo planeado. Dejaremos a los pollitos con su abuela y nos vamos a Vetusta después de comer. Los culpables son argentinos y me han gustado desde hace mucho tiempo. Los conocí gracias a una amiga canaria de la universidad y desde entonces les he sido fiel. Los empecé a escuchar en grabaciones de cassete y cuando pude me compré algunos videos (que no DVD).  En directo los ví hace cuatro años en Madrid justo cuando Consuerte cumplía los 40. Ahora los voy a ver de nuevo gracias a él que tuvo la idea y financió los tickets. Llegaremos a Vetusta, ciudad patria de mi insigne cobloguera, nos daremos una vuelta por el centro y después veremos el show. Más tarde regresaremos a tierras catalanas por la autopista comentando las mejores jugadas con una sonrisa en la boca.


Después

No diré que me han decepcionado. Sería injusto. Pero sí que no ha sido su mejor performance. Nos gustaron más en Madrid a pesar de que la gente en Vetusta aplaudió mucho. Por cierto que me pareció enorme Vetusta. Supongo que eso nos pasa a los que somos de provincias.
Les Luthiers siguen con su humor habitual, su ingenio e ironía y los juegos de palabras. Las canciones fueron geniales. Probablemente cuando vuelva a ver el espectáculo a través de youtube me guste más. Y es que hay que estar muy atento para no perderse detalle en el directo. Repitieron algún sketch viejo, ya conocido (Terpsicore).  De lo mejor de la actuación el final, cuando tocan todos los instrumentos que fabrican. Regresar por la autopista a las 12 de la noche fue duro y ...es que estamos desentrenados.

27 noviembre 2010

Días de revuelta, turmoil y rosas

Me encantan los divagantes: hay que ver cómo son. Algunos nos echan la bronca por no publicar a las 11 de la mañana un sábado (no tienes a Mini de dos años? No disimules con que no estás levantada!), otros opinan que cómo no se nos va a acabar la cuerda si, además de escribir, contestamos a todos los divagues (al principio de divilandia divagábamos ambas a diario, y los divagantes de la época pidieron contención). Otros, no contentos con lo de Diva y Di son una y además un tío (de Cádiz) que pedalea, se entretienen alimentando el moztruo: el Peda se ha montado un trío con ambas o incluso, el Peda es pareja de NáN-porque ahora NáN y Di son la misma persona. Lo último pasa por lo inadmisible de no contestar al nanosegundo (totalmente de acuerdo). Pero en fin: que no cunda el pánico, aquí estoy, no preocuparse los divagantes más antiguos porque esto no es la pasada primavera cuando la que firma desapareció de la blogosfera no se sabe bien bajo cual de sus múltiples disfraces.

Estoy viva. Just. El final de la semana laboral ha sido de esos de remolino, maelstrom (me encanta esta palabra), huracán, en el que vas dando manotazos como puedes para poder seguir respirando sin entender nada, sin asimilar nada, sin pararte en nada. Los únicos momentos de aparente libertad para que tu cerebro se pasee fuera de los corsés de la concentración extrema que requiere el trabajo es cuando vas por la calle del punto A al B. Hoy caminaba esquivando a la gente, a la velocidad del rayo, y todo el mundo iba tan deprisa en el corazón de este barrio ("vibrante", lo califican las guías turísticas y las agencias inmobiliarias), el "buzz" era tan intenso (mercado, plaza con predicador, traficantes en la puerta del Kentucky, palomitas dulces a una libra, lo que ama mi objetivo cuando estoy de vacaciones) que, en lugar de despejarme, me vuelve ligeramente "manicky" que dicen por aquí, aún más inquieta, hiperactiva y con más meteoritos- no lluvia -de ideas de lo normal, que ya es demasiado.

Durante el día suele ser así: sin parar. Pero siempre tengo las noches: me podrán quitar tus días, tus noches, no, que decía Sabina. Esta semana, ni eso porque, llevando la impostura a un grado más de temeridad, he tenido que dar dos clases. Ello implica perder el rato de divague, lectura, peli, o lo que surja, y preparar de lo que sea que vaya a hablarles al día siguiente. Y esto me lleva de la mano al divague del jueves, aquel sobre las “Revueltas en Londinium”, porque una vez más, Di os sorprende, no con su tardanza en la respuesta (ya viene siendo un clásico), sino con su entrega al blog: Di reportera ha estado al pie d e la noticia, se ha infiltrado entre los estudiantes, y aquí va la info de primera mano, la que no le dará ningún periódico, ni ninguna televisión.

Unos minutos para la publi.

Bajemos a la realidad. Di: vas a impartir tu sabiduría a la re-encarnación Lodiniumense de los estudiantes matriculados en la misma facultad en Vetusta donde hiciste como que estudiabas hace unos añitos. No fantasees con que no van a estar allí, repeinados con sus cuadernitos para que les firmes en el cuadrito correspondiente a hoy porque están montando bronca en Whitehall. Recuerda que estos estudiantes se preparan para ser parte de la sociedad bienpensante y son lo menos beligerante que hay, tras la oveja doméstica.

Efectivamente: están allí. Nada más empezar, haciendo amigos, les pregunto así, a bocajarro qué hacen aquí y no cambiando el mundo. Los más osados: "deberíamos estar allí", e incluso: “si hubiera que pagar 9000 libras al año ahora como sugieren, yo no estaría aquí”. Mmmm, interesante. Ánimo Di, un poco más de preguntas Socráticas con sus consiguientes respuestas y salimos de clase a lo Delacroix (yo la de la bandera, evidentemente, ya dije que si hay que enseñar una teta por una causa justa, etc). Pero añaden: "suele ser los arty los que se involucran". Los "arty" vienen a ser los de letras, todos sabemos que en las facultades españolas de los 90 también eran los arty esos de filosofía, o incluso los arty de ciencias, los más cañeros. Y entonces sufro un flashback (que los estudiantes interpretarán como una pequeña embolia) que me lleva derecha a la "ocupación" de un edificio muy público en el Paseo Pamplona durante nuestras huelgas universitarias (momento “estelar” de Di en televetusta), la noche en la que nos encerramos en el aulario nuevo de la facultad (con guitarras), o la máxima proeza de ser dispersados por la madera en Madrid con un poli gordo que nos hizo "buuuuuuuuuu". El grito de guerra era "Llevamos carpetas, y no metralletas". Enternecedor.

Metralletas. La cámara hace un travelling a todo trapo y me lleva de cabeza al jueves y sus múltiples subdivagues, en concreto a VIVEIRO y ANI, amables defensores del estilo Antonio Flores “prometo ver la alegría/escarmentar de la experiencia/ pero nunca, nunca mas usar la violenciaaaaaaaa/ guarachuru du churuuu”. El problema es que yo seguramente difiero de los puntos de vista de ambos sobre la definición de violencia: la mía es un poco más amplia, e incluye al neoliberalismo salvaje como un factor etiológico fundamental de la susodicha violencia. Es bonito, sería hasta deseable el poder llamar a un periódico y decir: “esta es la injusticia que quiero denunciar, y quiero que la sepa el mundo”. Pero en un caso tan claro como el de los
mineros chilenos lo hemos visto: a nadie le importa que las condiciones de trabajo de millones de personas sean algo así como el infierno en vida hasta que hay un desprendimiento y se quedan atrapados. Entonces, pan y circo. Y cuando ya han sacado a unos cuantos, cambiemos de canal. Guarachuru du churuuu.



TORO, leyéndote pensaba que tal vez nuestros hijos van a ser la primera generación en muchos años de historia que viva peor que sus padres. La gente no quiere pagar impuestos, lo perciben como “algo que me quitan de mi salario”. Esta es la manera como yo (lay person) entiendo lo de sacar más dinero: que los que tienen más paguen más (que son los que se escaquean con asesores fiscales, empresas y sociedades, etc) y que no se despilfarre en lo público. A mi me enervan los españolitos que me dicen “lo horribles que son los hospitales británicos, que tienen cortinas para dividir las camas”. Es una pena no tener flores frescas en la mesilla y una enfermera buenorra con cofia, pero eso no lo ha de pagar el bolsillo del contribuyente. O las obras faraónicas: fui a Madrid una vez con colegas ingleses a un congreso y alucinaban con la T4. A mí se me caía la cara de vergüenza: en necesario semejante despliegue? Y suma y sigue. NAN, ya que somos uno te contesto en tu blog, que he vivido sin vivir en mí, y total, al ser el Barón Ashler, ya sabes lo que voy a decir, darling.

JESUS: sobre la “justificación de la bondad de los servicios públicos”. Puede que me explicara mal porque pienso como tú, y como tú estoy orgullosa de trabajar para este sistema, las razones las he explicado en el divague. Sin embargo, suponía que el tema “los funcionarios se tocan las narices” tan común en España, podría salir a colación y, en mi mundo, es particularmente irritante. Curramos como enanos, y curramos más horas de las contratadas (cosa que no haría para un empresario) porque creemos en ello. Si no he podido contestar al blog ni meterme en ninguno en las pasadas 48 horas es porque, como he dicho arriba, he tenido que trabajar en las tardes-noches, después de que Mini se fuera a dormir. Esta es la gente que “no produce”. Me río yo. Como dice TXELOS, aquí lo que necesitamos son objetivos y para ello, muchos más gerentes y middle managemente cuyo trabajo consista en controlar lo que hacen miles de personas que trabajan más horas de las contratadas, mejor dicho, cuyo trabajo consista en diseñar y en poner cruces en muchas casillas que otros gerentes les han sugerido inventar en aras de la productividad y la efectividad y la atención al cliente. Que se quejará de que no hay flores frescas en su mesilla, y entonces sonarán todas las alarmas y el medio-gerente hará muchos informes con muchas casillas tickadas y así justificará su existencia al mediosuper-gerente sobre las espaldas de miles de profesionales que tratan de hacer su trabajo con responsabilidad y por principios. Esto es un poco una pataleta porque claro que hay que medir lo que se hace, pero parte del tiempo que no es estrictamente producción es también necesario, y eso es algo que la privada nunca podrá garantizar, porque está a otra cosa, que es las salchichas. Si alguien pudiera alguna vez hacerles entender que la sanidad, por ejemplo, nunca va a ser rentable…

ABABOL, a estas alturas ya medio deliro y creo que no queda otro remedio que mirar a los hijos de uno boca abajo y ver un Fraguel, y reírse mucho, que por lo menos es gratis. O releer a Orwell SILVIA, cualquier cosa de Orwell, que ahora también estará barato en ediciones de bolsillo. Leer un libro será probablemente de las actividades más baratas a día de hoy. Seguida de leer los blogs.

Gracias a todos, mucho, por la pasión. Esperamos con ansiedad Di, digo NáN, los comentarios que han quedado en el tintero y BASAJA: es la guerra, hay que empezar a tomar partido, totalmente de acuerdo. Te dejo con esta cita de Martin Niemöller, terriblemente actual…

"
Primero vinieron a buscar a los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista.
Luego vinieron por los judíos y no dije nada porque yo no era judío.
Luego vinieron por los sindicalistas y no dije nada porque yo no era sindicalista.
Luego vinieron por los católicos y no dije nada porque yo era protestante.
Luego vinieron por mí pero, para entonces, ya no quedaba nadie que dijera nada".

25 noviembre 2010

Psst, ¿quieres que te venda un cinco?

- ¿Cc...cómo?

- Que si quieres que te venda un cinco.

- ¿Y para qué quiero yo un cinco?

- El cinco es fundamental en la vida. Por ejemplo, si quieres saber cuántos dedos tienes en un pie o incluso cuánto tienes en una mano. ¡¡Cinco!!. También si quieres saber a qué hora se toma el té o cuántos días vas al colegio. ¡¡Cinco!!
Para saber cuántos son los sentidos... ¡¡Cinco!!!

- No sabía yo que el cinco era tan importante. Está bien, ¡te lo compro!

Así divagaban en uno de sus episodios Súper Coco y la Rana Gustavo ambos personajes de Sesame Street o lo que es lo mismo Barrio Sésamo. Ah que tiempos...

¿Recordáis al vampiro cuenta murciélagos? O a aquel camarero que traía una sopa de Muuuuu y el otro la había pedido de Cua, cua, cua? ¡¡Qué geniales!! ¿Y Epi y Blas? ¿Y la sintonía? No me negaréis que era diez. ¿Quién no quería a Peggy? La cerdita enamorada de la rana Gustavo, el reportero más dicharachero. Recuerdo ver el programa por las tardes merendando, riéndome con El monstruo de las galletas o con Elmo.... Muchos de ellos formaron también parte del Show de los Muppets.  ¿Recordáis a los abueletes que criticaban toda la actuación desde el palco? Sus comentarios sarcásticos y su humor deleitaban a niños y mayores. ¿Seremos Di y yo algún día como ellos? A veces Di, me visualizo así. Ya me dirás...

Me encantan. Sí, sí, en presente. Me siguen gustando tanto como antes. La pena es que aquí en España no creo que los pongan por la tele. Barrio Sésamo o el show de los Muppets, tan geniales, han dejado paso a esperpentos horrorosos como Patito Feo o los Gormiti o las Winx, que hacen que me salgan sarpullidos y me dejan atacá de los nervios, viendo como una utopía el advenimiento de un mundo mejor. Imposible.

Otra cosa que los hacía inolvidables era la música. Éxitos sin fronteras como el Maná, maná o la música de entrada al show de los Muppets, se han convertido en todo un icono de los niños y niñas de la época. Son atemporales. No puedo escucharlas sin esbozar una sonrisa y cantarlos (la letra del Maná Maná es fácil por eso).

A lo largo de su historia, muchos han sido los artistas que han compartido escenario y canciones con los personajes de Sesame Street. No en vano, Sesame Street lleva acumulados 8 Grammys y 118 Emmys.  Artistas como Frank Sinatra, José Felicianos, Julie Andrews, Barbra Streisand, The Carpenters,  Ray Charles, Jason Mraz o James Blunt entre otros han cantado con ellos.

Pues bien, lo han vuelto a hacer. Ayer descubrí un tema que Will.i.am, cantante de The Black Eyed Peas (love them), interpreta junto a los personajes de Barrio Sésamo. Me alegró el miércoles. A ver si os alegra el jueves.


If what I am is what’s in me
Then I’ll stay strong – that’s who I’ll be
and I will always be the best
“me” that I can be.





24 noviembre 2010

Revueltas en Londinium

Alguno se preguntará si de verdad vivo en Londinium, porque nunca he divagado sobre el tema Cameron/ Gobierno de Coalición, con la que esta cayendo (lo cierto es que vivo en Cádiz -véase imagen- y soy un tío). He intentado mantenerme al margen, porque los hechos ya los cuenta la prensa (mejor cuanta más carnaza: "han tirado un extintor, dice?"), los telediarios dan las imágenes (más cuanta más carnaza: "jo, qué pena, nadie herido o muerto con el extintor?"), y un montón dan su opinión (haciendo como que pasan por alto la carnaza desde su torre de marfil: "se deslegitiman usando la violencia, han visto los del extintor? Seguro que no son estudiantes, deben ser de esos antisistema que no se duchan y ni limpian tras el perro").

Así que me siento ante el teclado a repetir mi opinión (repetir porque todo el mundo que lea este blog desde hace nada sabrá que vivo en Cádiz y soy un tío, y de qué pie cojeo-como dice un enternecedor divagante). Intentando explicar lo que pienso sobre la carnaza, la deslegitimación de las ideas y demás, me queda este divague. Pero ya vengo diciendo que a mí las teclas se me rebelan.

Por poner un poco de carne personal en el asador, (la anécdota, la anécdota! -eso siempre gusta al divagante), queridos, estoy viviendo los cortes del gobierno de coalición en primera persona, tal vez por eso no seré una analista imparcial (alguien lo es? ingenuos). Trabajo para y por el sistema público, lo cual no implica, como en España, tener un puesto vitalicio (lo cual me parece muy bien, no tenerlo). Las razones para elegir ese sistema, en mi caso y en el de mucha gente que conozco en distintos ámbitos profesionales, son variadas pero a la vez tienen mucho en común. Puedes trabajar en el aparato del estado siendo (uso el masculino como generalización de ambos géneros): trabajador social, policía, abogado, cocinero, médico (y cualquier profesión de la esfera de la salud, por ej, enfermero, terapeuta ocupacional, fisioterapeuta, psicólogo), maestro, limpiador, investigador, economista... en fin, muchas cosas. En muchas profesiones, incluída la mía, sale muy bien ser trabajador público. No por la pasta -de eso sólo se preocupan los seres terrenales- porque siempre ganas menos que en lo privado, sino por las pequeñas cosas de la vida que de verdad te dan eso: calidad de vida. Por poner ejemplos, todos hipótesis mías: creo que un abogado que defiende a refugiados políticos que van a ser deportados a su Afganistán o Angola natal tiene que irse a dormir más contento que uno que ayuda a la megamultinacional para la que trabaja pague menos impuestos. Creo que un maestro que enseña a leer al hijo de unos analfabetos y ve como progresa tiene que sentir algo diferente que el director del colegio privado que hace números para endosar clases extracurriculares que engorden el presupuesto de su centro. Creo que un médico de urgencias se siente más feliz si puede tratar todo lo que le entra por la puerta.*

*A tenor de esto, subanécdota: El padre de un amigo al que queremos mucho esperaba a ser atendido en la sala de urgencias de la Clínica Universitaria de Navarra. Como iba vestido de una manera no convencional para los trabajadores de este ente (era uno de esos químicos que pasan de todo), le indicaron "que el hospital público estaba cruzando la calle". Esto es por poner un ejemplo que tengáis cercano algunos de los que me leéis. Si lee alguien desde Estados Unidos, qué les voy a contar.

Así que trabajo en lo público porque paso de que el equivalente a que se te muera un tipo en la puerta de urgencias (tomen titular carnaza, saquen esto en las portadas!) me pase a mí. Y también porque en lo público, se tiene tiempo necesario para investigar, para leer, para saber que es lo que dice la última evidencia científica, la última ley, del tema X, Z, Y. Este tiempo que no es rentable en la privada: imaginemos una fábrica de salchicas, allí lo que cuenta es sacar salchichas. Cuantas más, mejor, cuanto antes, mejor. Si alguna sale un poco amorfa, da igual, si por dentro llevan un compuesto que es más barato y peor pero casi no se nota, da igual. Lo ideal es que el estado no pusiera ciertos estándares y no controlase, piensan los gerentes de las salchichas, porque si no, esto sería jauja!

Cameron ha vuelto con la idea de la "Big Society", un ligero cambio del lait motif de su predecesora Thatcher "There is no such thing as a society" (La sociedad no existe). La gran idea de Cameron pasa por adelgazar lo público con esta fórmula: "el trabajo que antes hacían profesionales, que ahora lo hagan voluntarios". La gente que se organice en charities (ONGs), y ofrezcan sus servicios, o gratis, o tirado. Pero como dice el refrán inglés "If you pay peanuts, you get monkeys" ("Si pagas poco-peanuts es cachuetes, de ahí el juego de palabras-, empleas monos"). Como decía aquel, quién quiere que el neurocirujano que te opere sea un voluntario? Un paso adelante, por favor. Pues así aplicado a todos y cada uno de los profesionales que se están quedando sin trabajo en aras de esta "Big Society".

Hasta el otro día, no pasaba nada. Miles de despidos en servicios sociales, en sanidad, en la policía (!), y nadie decía nada. Nadie en la calle, ni un solo escaparate roto. En Londinium, la gente seguía a todo trapo en sus cochazos y con miles de bolsas saliendo de John Lewis. Pero no hay que olvidar que Londinium, particularmente su centro, no es representativo de nada: esta ciudad ha atraído a fortunas de todo el mundo, y sigue haciéndolo. Si trabajara en una torre acristalada de la la City a veces me costaría recordar la mierda en la que vive la mayoría de la gente.

Hasta el otro día no pasaba nada, pero los estudiantes por fin rompieron unos cuantos cristales, y se hicieron fuertes en parte del edificio de los conservadores, la Millbank Tower. Si no rompen los cristales, no salen en ningún sitio, si los rompen "se deslegitiman". Algunos comentan que "seguro que no son estudiantes, sino antisistema, camorristas, pancarteros". Claro, como no tienen motivos: está muy bien que estemos ahora pagando todos los excesos de la gente sin cerebro que pedía más dinero del que iban a ganar en su vida para comprar una felicidad pasajera, basada en el humo, y de los avarientos bancos que les siguieron el juego. No hay motivos para cabrearse, total, son sólo unos pocos recortes en sanidad, en educación, en servicios sociales, en policía (Cameron, no será irresponsable bajar la madera? no te has leído a Orwell? vas a necesitar cantidades ingentes de "perros del poder" si tienes una sociedad descontenta-desesperada).

Y cómo te puedes manifestar, sino rompiendo cristales? Cómo lograr que el mundo te escuche, sino enseñando una teta enmedio de un recital? Violencia es a lo que están sometidos los que de verdad van a sufrir esta crisis: los de siempre. Los que se tendrán que ir a morir debajo de un puente dentro de unos años, porque esto es lo que viene, y da mucho miedo. Nosotros, mal que bien, seguiremos igual. Desde nuestro sofá, mirándolo por internet. Tal vez pagando menos impuestos, y si tu niño tiene apendicitis, aflojas. Pero en el fondo eso qué es. Lo comido por lo servido.


Pero, y quien paga la apendicitis de los hijos de "los de siempre"? Menos mal que los estudiantes han tirado la primera piedra.

23 noviembre 2010

Touché by Jesús

Que una vaya a Binéfar un domingo, que encime cante un bloguero, que su coral lo haga de muerte y que además interpreten un tema de esos que no te deja indiferente, son muchas casualidades juntas. Pero las cosas ocurren por algo. Y el domingo sucedió así, un teclado y una veintena de voces obraron el milagro y como resultado de esa conjunción de astros, me estoy planteando seriamente entrar en una coral. Por algo soy Diva. Soy feliz cuando canto o canto cuando soy feliz.

Es tanto lo que me transmitieron, tanto lo que sentí, que me tiré todo el día de ayer buscando, tarareando, sonriendo y navegando sin parar hasta que la he descifrado, la he encontrado, la he llorado, la he grabado  y me la he aprendido. Es una canción que marca un antes y un después en mi devenir musical. Por su música, por la letra, por el mensaje. Touché!





Dorm, dorm, petitona, dorm
Que en draps de fosca blava
T'embolcalla la lluna negra
Tan negra com tu.

La nit teixeix corrandes
Quan pensa en tu.
Te les canta, les canta ta mare
Poniegu.

Quan el vent, quan el vent
quan el vent arribi
Naixeran als teus ulls
Plors de bambú.

Dorm, dorm, petitona, dorm
Que en draps de fosca blava
T'embolcalla la lluna negra
Tan negra com tu.

La nit teixeix corrandes
Quan pensa en tu.
Te les canta, les canta la mare
Poniegu.

22 noviembre 2010

De premio, NáN

Podemos culpar a Bolaño, NáN. A mí nada me haría más feliz: NáN y Di, portada de la London Review of Books, los dos sonrientes con una pared forrada de libros al fondo (retrato típico de los que impostan sesudez) y el siguiente subtitular: "Revolucionaron la palabra, liberaron al sintagma, desoprimieron al predicado, y todo empezó con Bolaño". NáN y Di hacen declaraciones sobre el grupo bloguero que les unió, esos compañeros que están asimismo en el ápex, bajo los focos, pero a los que no ha sorprendido que una publicación como ésta, que hasta la wiki califica como "constantemente radical", haya puesto sus ojos en NáN y el lado babor del divlog. Pero divago: decía que me encantaría en esa entrevista a todo color, poder decir que "nos unió Bolaño" en el blog de El Chico de la Consuelo. Pero el verbo "unir" no haría justicia. Se me ocurren otros, como por ejemplo, "abducir".

Pero para explicar todo esto, remontémonos al Pleistoceno: puede haber algún nuevo. Once upon a time, una empezó en esto del bloguerío porque a una amiga de su novio, la Diva, se le ocurrió que, dada la capacidad de divague de ambas por email, porqué no colgarlo a ver qué pasaba. La susodicha Diva seguía a una tal Molinos, de la que incluso me pasó algún post, creo que de la serie "Maternity" donde el Ingeniero buscaba donde aparcar mientras ella le buscaba la magia a eso de la contracción magnitud 9 en la escala de Richter. Un día, me di cuenta que la susodicha Mo, famosa y guays, había publicado su crítica de Ágora de Amenábar un tiempo antes y, en lugar de rebatírsela como comentarista, le podías enlazar tu opinión de hace unos días . Hasta iba a estar bien esto del blog, pensaba Di, más moral que el Alcoyano, sólo leída en aquella época por la propia Diva. Ha ha ha, la Maquiavélica-Di pensaba: pegándole mi crónica (en aquella época aún no me habían enseñado a enlazar) igual logramos atraer a la famosa (y a algún despitado seguidor) al baby-divlog.

Pero no hubo suerte: Mo no fue un hombre fácil como NáN. Fue cuestión de grado: es decididamente salvaje intentar atraer a nadie con ténicas de flooding, cuando lo suyo es la desensibilización sistemática, pasito a pasito. Su resistencia inicial no le sirvió de nada porque, quién sabe porqué, la pobre se acabó leyendo el divlog una tarde de "ocio laboral" y dándonos sardinitas. Total que, resumiendo, era importante hablar de Mo porque el otro día ganó un concurso y la muy perversa eligió su premio: que yo divagase sobre el tema: NáN.

NáN, todo lo contrario, fue una presa fácil porque aceptó el flooding, que viene a ser -atención, ejemplo- como cuando uno tiene una fobia a los perros y le ponen un alsaciano tamaño natural delate, así, sin excusas. El paciente debe ver el túnel ese del final de la vida, pero, pasado un rato, vuelve, y ya no teme a ningún perro (en desensibilización sistemática, le pondrías un perrito de aguas en foto un día, al siguiente, un perrito de lanas de lejos, y así vas subiendo en la jerarquía de perros temibles hasta que el miedo desaparece). Pero NáN era carne de flooding (terapia que prácticamente no se utiliza hoy, pero a él como que le va lo vintage).

Le va el vintage, o mejor dicho, la marcha. Le había visto por ahí en los blogs, de hacía un tiempo. Para darle un poco de salsa, esto debe ser como cuando ver a un chico que te interesa por los bares. El principio, lo mismo, pero más bien todo lo contrario, porque en el cara a cara, te fijas en uno en el que proyectas todo lo que tú, por tu pasado y experiencias, crees que representa un tipo con camiseta blanca y unos jeans, por ejemplo. Y luego, si hay suerte, abres la envoltura, y en fin, no contaré las posibilidades del interior de la caja porque las historias son múltiples (unas buenas, otras mejores, otras para ruborizarse), y porque todos tenemos ya una edad.

En los blogs, sin embargo, te fijas en alguien de quien no conoces nada, que te está enseñando lo que piensa, lo que siente, lo que hace y tal vez, los más audaces, lo que sueñan. Así me fijé yo en el tal NáN, que siempre decía algo que me hacía pensar. Soy muy poco dada al panegírico, y me sigo sonrojando y cambiando de tema cuando alguien me hace esa trastada a mí (incluso a través de estas pantallas que nos separan, que nos unen). Por eso tal vez me cueste decir sin rubor lo que admiraba en ese tipo: no el que tuviera mi mismo puño levantado, sino cualidades infinitamente más importantes como su sentido del humor, su generosidad con co-blogueros con los que se enzarzaba, dialécticamente inferiores a él, el contenido de lo que decía que me hacía, directamente, pensar que era "buena gente".

Así que un día, se hablaba de Bolaño chez Txelos (y no puedo encontrar el post, ayuda!) y yo, infatigable, tras mi oda babosa al chileno (este género "Señor Lobo" lo llevo mejor si han fallecido), increpé directamente a nuestro héroe y le enlacé mi crónica de "Los detectives salvajes". Desde entonces, nos visita. Desde entonces, nos da toques ni no publicamos un sábado por la mañana. E incluso ha montado un sindicato con Basajaun, pirómano regular del divlog.

Desde entonces, empecé a visitarle en sus "Ángeles sobre Berlín". Entonces entendí: NáN no está en mi misma liga bloguera, él está en la Premiership, yo en una Tercera o Regional. Él vuela mucho más alto, porque él sí que escribe como los ángeles. Lo suyo es otra cosa: es literatura. Léanle, y me cuentan.


Nota: Esta foto la tome en Berlín hará unos tres años, como las del sábado. Ha estado todo este tiempo esperando con mucha paciencia a este divague. Es un regalo para NáN. Salud!

20 noviembre 2010

19 noviembre 2010

Miguelito es pensionista

Para mi Miguel Rios era un cantante pureta que se había estancado cuando yo dejé de escucharlo, allá por el ochenta y pocos. Mi hermano tenía el doble cassete del Rock and Rios, en el que había míticos temas como "Bienvenidos", "Santa Lucía" o "el Rio" que a base de rebobinar nos aprendimos hasta la saciedad en largas horas sentados en la cama de su habitación.  Son canciones que a día de hoy me siguen gustando. Me ocurrió algo similar con "Born in the USA" del Boss, pero esa es otra historia.

Decía que desde ese doble cassete no había vuelto a saber nada de Miguel Ríos, por lo menos nada que me interesara, a pesar de sus muchas colaboraciones y conciertos con parejas o tríos con Ana Belén y Victor Manuel. Siempre me resultaba soso, repetitivo, rollo progre...pereza. Pues bien, resulta que de la mano de Sabina (que grande...) he vuelto a escuchar a Miguel y me ha gustado. Descubrí un tema que interpretan a dúo, una canción con un areglo impecable y que me ha hecho plantearme si no habrá sido demasiado ese ostracismo al que he tenido tanto tiempo castigado a Miguelito.  Please forgive me! A punto de jubilarse  redescubro a Miguel. ¿Será que vuelvo a mis orígenes? A raíz de esta entrada de Toro Salvaje me he acordado del tema y como me gusta, pero de verdad de la buena, lo cuelgo aquí hoy.



18 noviembre 2010

Mi guitarrista® fetiche

Quién no desea tener un animador sociocultural en el seno de la familia. Ese tipo simpático, que suele venir con una guitarra, te la planta en la cara, te afina la tuya, e insiste en cantar a voces "Victoria y Soledad" (él con perfecto acento porteño). Ese ser dinamizador al que se odia intensamente en la adolescencia, pero que da muy bien a partir de los 30. Quién no recuerda estar sentada-amuermada, posición basal del teenager, en cualquier situación y entonces entrar los "guitarristas"® (® porque es un concepto de la Di teenager y sus amigas: no hace falta tener guitarra para ser guitarrista, pero ayuda) y: "venga, animaros!". A la mierda!-pensabas, desde tu inundación hormonal cerebral.

Pero, pero, pero. Los guitarristas® han pasado a ser estos seres amables con los que quieres, por ejemplo, celebrar el cumple de tu hija para que animen, o que formen parte de tu familia para las Nochebuenas familiares vetustianas. En la mía no lo hemos tenido siempre: fue adoptado. El pobre pasaba por allí, y tras un par de aleteos de la Fashion ya no pudo escapar (así de nocivas somos las hermanas Vagando). Pero descubrió que todo merecía la pena cuando, por fin, una Nochebuena pudo sacar el showman que lleva dentro. Se trata, lo han adivinado, del Joven Artista Local, hombre multifunción, que igual le da a la batería (alguien oyó hablar de "Los impecables"? Yo tampoco), a las profundidades abisales del buceo, al diseño de secadores disfuncionales, al snowboard-límite, al panegírico continuo del Mac, a las camisetas extrañas, al cine de terror, al fantaseo con la cuñada buenorra, al conductismo con Golden Retrievers, a los docus de excel, al bricolage, al abuelico-con-pistolicas-de-agua.

Lo que pasa -el sinsentido- en esas Nochebuenas es difícil de describir. Llenamos unos sacos toda la familia (para ser justos, la parte masculina-qué morro-se suele inhibir) de todo tipo de cachivaches que se hacen pasar por regalos. A ver, la gente se suele esforzar, incluso yo (lo negarán, me echarán en cara el "pantalón de bajar a por el pan" de cuadritos Vichy de Calvin), pero también hay mucha tramolla. Porque lo más divertido es el show de abrirlos.

Cada año el Joven Artista Local y yo preparamos una performance enloquecida. Por ejemplo, hay pistas en verso sobre quién va a ser la siguiente persona en meter la mano en el saco, hay números musicales (nos curramos unas letras que son lo más), y hay mucho derroche de dramaqueenismo pues cada vez que sale un regalo (y puede ser un magneto para el frigo) se oyen grandes fanfarrias acompañadas incluso de efectos especiales. En fin, ese rollo. En este contexto anuncié a la familia que Mini iba a ser niña. La casa se vino abajo.

El resto de miembros de la familia adopta diversas actitudes, a cual más divertida para una observadora con su punto sádico como la que firma. Están los que disfrutan como indios porque les encantan los regalos. Están los que no saben dónde meterse y siguen con el champán o lo que se tercie (mojitos el año pasado). Están los que deben pensar "esta gente está fatal, cuanto falta?

El otro día fue el de su chica. Hoy, el Joven Artista Local, artista del diseño cool de día, presentador de varietés de noche, cumple los 30. Mil besos guapo.


17 noviembre 2010

Sin cuerda

Cuando una se lanzó a esto del blogueo suponía que tenía muchas cosas que contar. Si otros los hacen, yo también puedo, pensaba. Quizá no sea nada mejor, pero será mío, tendrá mi voz. Y con ese estímulo me lanzaba con mi cobloguera al mundo virtual.

No es que mi vida haya sido algo digno de contar, ni siquiera serviría de ejemplo, tampoco es apasionante o divertida, así que reflejarla en un blog sería un ejercicio de petulancia absurdo (me encanta esa palabra: petulancia). Así que una intenta, a veces con más pena que gloria, narrar cosas que le han sucedido, ofrecer sus puntos de vista sobre temas, polemizar o simplemente hablar sobre lo que le gusta, sea un poema o una canción, esperando que pueda resultar interesante para alguien, o por lo menos no demasiado aburrido. Con esta idea en mente he ido publicando entradas, fotos, música, contando cosas.

Empecé muy ilusionada, las entradas se me acumulaban, tenían prisa. Pensaba sobre lo que me sucedía, o lo que me contaban y cómo quedaría en una entrada, sobre cómo escribirlo. Siempre había tema. Muchas de ellas siguen ahí esperando su turno. Sin embargo de un tiempo a esta parte, tengo astenia blogueril. No me apetece escribir. Me da pereza todo lo relativo al blog. Empezando por el mío/nuestro. Nada me parece digno de contar o de resaltar. No me siento con ganas de comentar o de meter caña (yo, flipo).  Me parece un ejercicio de responsabilidad el hacerlo y a veces, me pesa. Es cierto que a nivel laboral la situación no ayuda y que ando inmiscuída en otros temas personales y alguno de salud que me deja para el arrastre, entre ellos una tendinitis en la pata de ganso (lo tenía que decir). Aún así y creeros que con esto último y las sesiones de rehabilitación tengo para un blog paralelo, no tengo ganas de contar nada.

Excúsenme ustedes.

16 noviembre 2010

El orden de los apellidos, ¿altera el producto?

El domingo hablábamos, oh, tierna infancia, de cómo llaman los hijos a sus padres. Hoy sigo con nombres, eso tan importante.

"What's in a name? That which we call a rose

By any other name would smell as sweet."

Pero hoy va a ser el nombre de familia, el apellido. Porque el otro día se reformó la ley que acaba con la prevalencia legal del apellido del hombre. Aunque algunos se han echado las manos a la cabeza, ya desde 1999 se podía elegir, de común acuerdo, si se ponía primero el apellido materno o paterno. Pero, ATENCIÓN, PREGUNTA: ¿Cuál es el porcentaje de niños nacidos a partir de 1999 que llevan primero el de la madre? (Tic-toc-tic-toc).

El 1% (Fanfarria).

Pero no se vayan todavía, aún hay mas. Cuenta uno del registro, feminista él, que, haciendo uso de la propaganda subliminal con la que todos estos concienciados comen la oreja al prójimo, solía preguntar a las parejitas, con toda la inocencia que podía pretender (aleteo de pestañas inclusive) "qué apellido se pondrá primero". Y, sorpresa, eran casi siempre ellas, todas dignas, las que saltaban como un resorte: "el de mi marido, el de mi marido" (Guonnnng Guonng Guonnng).

En casi todo el resto de los países, al unirse las parejas se adopta un apellido de familia, de común acuerdo. Mi experiencia en el Reino Unido (eso, eso, anécdotas, anécdotas!) es que siempre es el del marido. Esto tiene también el efecto horroroso, a mi manera de ver (soy completamente imparcial, como todos saben), que hace que la mujer pierda su apellido familiar y tome el del marido. Asi que los hombres, igual que cuando compran un coche se lo ponen a su nombre, pues se casan, y se ponen a la esposa a su nombre. Lo he hablado infinidad de veces con los ingleses: gente progresista muchos de ellos, y sin embargo, la mayoría no lo ven. Le parece absolutamiente normal, y te dicen que quieren "llevar el mismo apellido que sus hijos" (ellas). He conocido el caso de una mujer de perfil muy alto en su campo, con múltiples publicaciones, que se sigue llamando con el apellido del marido del que se divorció hace 30 años, cuando él se fue con su secretaria.

Pero de qué van los blos, sino de extrapolar las páginas de los periódicos a la vida de una, que, vale, no interesa a absolutamente nadie, pero, hey, hay gente que lo lee. Esta gente extraña son los Divagantes, unos seres a los que imagino mezcla de Cronopio, San Lorenzo Mártir , psicópata sin corazón y geek en el subterráneo de un garaje. Divagante, esta historieta hará tus delicias:

La niña Di fue ya visionaria de esta ley, más o menos punto por punto (cambiaría lo del orden alfabético por tirar una moneda al aire, probablemente) ya en su adolescencia (ovación). Entonces se cabreaba (hoy ya no se suele enfadar por casi nada, la edad) con el machismo que suponía que los hijos tuvieran el apellido del padre, solo porque éste fuera hombre. Para terminar de arreglarlo, a su padre se le ocurría decir, de vez en cuando aquello de "con nosotros se acaba el apellido", porque la suya es una familia de féminas. Un día, la joven Di, hormonal e impetuosa como lo era, afirmó: "si tengo hijos, se llamarán Vagando de primer apellido". El padre se rió, sin contar con la tenacidad y la memoria de su hija.
Pasaron los años y los meteoritos Pedalista y Di chocaron. Ocurrió como ocurren las cosas en el espacio: muuuuuy lentamente. Primero trataron de cambiar el mundo por carta como amigos durante un año y se tocó, en resumen, lo que debió ser el temario de la asignatura "ética" de Tercero de BUP, para los que tuvieron la suerte de no tener que hacer religión. Evidentemente, el tema "orden de los apellidos" no estaba en el programa.

Sin embargo, un milenio más tarde, cuando se subió un peldaño de la escalera "amigos", el Peda se descolgó con que estaba en papeles para cambiar el orden de sus apellidos.

-En serio?
-Sí, ya estoy en trámites.
-Y por qué?
-Porque me parece machista que sea el primero el del hombre.
Debí intentar disimular mi emoción, porque ya se sabe que en esas primeras fases no conviene que se crean Apolo, con arco y todo. Aunque el Peda a los veintipocos, más que Apolo era Dioniso, un juergas con melena "porque-yo-lo-valgo", con su gabán negro y a lomos de su Puch Cóndor de la que no se ha hablado lo suficiente en este blog. Por dentro era listo, audaz pero impulsivo y joven. Y en esta ocación se equivocó.

"No hay día de mi vida que no me haya arrepentido de habérmelos cambiado", me admitiría años después. Esto me lleva a imaginar cómo se deberían sentir todas esas mujeres del mundo que se lo cambian. Pero desengáñate: no sienten nada.

What is in a name?
Cuando el tercer asteroide, al que llamamos Mini, colisionó con lo que quedaba de nuestro material cósmico, pese a que lo lógico era evidentemente que se llamara con mi apellido primero, y luego el suyo, le ofrecí seguir la vía tradicional. Porque sabía cómo lo había pasado, porque, pensé, tal vez sería la única manera de hacer por fin catarsis. Pero me dijo que no.

Mini tiene un apellido double-barrell (con guión) formado por nuestros dos apellidos: el mío primero, el del Peda después. El double-barrell en este país sugiere o que tus padres no están casados, o que vienes de alta cuna.

Adivinen cual de las dos le aplica a ella.

14 noviembre 2010

Amá, Madre, Mamá, Di, Ma, Mummy, Mum, Mami

Hace unos días alguien planteó que a ver porqué Mini me llama "Amá", siendo yo nacida a las orillas del Canal Imperial de Vetusta. De cómo llaman los hijos a sus madres/padres se podría escribir un tratado pero, tranquis, yo solo voy a hacer un divague. De las opiniones de los otros, otro.

Mi padre llamaba a su madre "Madre". Luego he conocido a gente de mi generación que las ha llamado así, pero detecto cierto tono irónico. La Yaya veía chocante lo de mi padre, y ella decía que sus padres siempre quisieron que los llamara de la manera más cercana, por ejemplo "Papa" (pero palabra llana, como lo pronuncian los catalanes).

Yo a mi madre la he llamado siempre "Mamá". Tal vez por eso, porque "Mamá" es la mía, me resulta raro referirme así a mí misma cuando hablo con Mini. Cuando era pequeña leí un libro titulado "El abrigo verde" de María Gripe, de esos del "Barco de Vapor". Sólo recuerdo que la protagonista tenía una madre malísima, y que cuando cumplió unos años que ella consideró adecuados para que cambiara su relación, la obligó a llamarla por su nombre de pila. Me pareció horrible y descansé cuando vi que pasaban los años, y mi madre no decía que la llamara de otra forma.

El Pedalista llama a sus padres "Amá" y "Aitá" respectivamente. No sé si hay que dar alguna justificación al respecto: es que son vascos. Cuando le habla a Mini de mí dice "la Amá esto o aquello". Mini me empezó a llamar "Amá", como es lógico. Y me gusta, aunque cuando me refiero a mí misma tanto lo hago como "Amá" como "Ma" (me gustan los monosílabos, por algo me llamo Di).

Mini ha llamado "Aitá" a su padre desde siempre, pero cuando empezó a ir a la guardería ocurrió un fenómeno curioso: cuando le iba a recoger le llamaba "Daddy". Luego esto se extendió, y el Peda pasó a tener dos acepciones: "Aitá" si iba con vaqueros y camiseta, y "Daddy" si iba con ropa de trabajo. Nos reíamos mucho, por ejemplo con las fotos. No fallaba nunca: eran dos entes distintos, Jeckyll y Hyde.

Como influencia de la guarde, empezó a llamarme a mí también en inglés: "Mummy". Es muy gracioso por la entonación, exactamente la misma que cualquier niño de aquí. Suena como "Mami", pero es el tono musical lo que hace del inglés una lengua que suena tan distinta de la nuestra.

Me cuentan que en la península se ha extendido lo de "Mami" y "Papi". Si alguno se hace llamar así, no siga leyendo, o puedo también introducir en su mente la imagen que me las ha inutilizado a mí. Resulta que Papi me trae unos flashbacks horrororsos desde que la Fashion, recién aterrizada en Barcelona me contó lo de sus vecinos ecuatorianos. Eran muy majos, pero era imposible no oirlos en situaciones de júbilo que ella hubiera preferido evitar. Risas, muebles que se mueven y ella gritando "Dale, papito!".

Qué poder el del lenguaje. Ya dicen que hace la realidad.

12 noviembre 2010

Póntela, pónsela.

Ayer, como todos los 11 del mes 11 de todos los años, se celebró el Remembrance Day (Día del Recuerdo) en el Reino Unido, y en los países de la Commonwealth. Se celebra el día en que se firmó el armisticio de la I Guerra Mundial y se conmemora a todos los militares británicos muertos en guerras y a las 11 de la mañana del día 11 del mes 11 se guardan dos minutos de silencio. Desde unas semanas antes, casi todo el mundo lleva una amapola roja (red poppy) de papel en la solapa. La Legión Británica, que se encarga de organizarlo todo, recauda con ellos un montón de dinero que destina a ayudar a los heridos en las guerras y a los familiares de los muertos. Para ello, utilizan campañas cada vez más victimistas y lacrimógenas, como uno poniéndose una pierna ortopédica o una madre joven y su hija poniendo flores en una tumba. La inmensa mayoría de la población asume este discurso sin inmutarse, pero yo llevo 13 años en este país y nunca me he puesto el Poppy. Que soy antimilitarista y que por sus ideas encarcelaron al, entre otras cosas, padre de mi hija ya lo expliqué una tarde (lluviosa) de Abril aquí. Pero es que además, cuando se firmó el susodicho armisticio en 1918, la proporción de muertos militares con respecto a civiles era aproximadamente de 10 a 1. Hoy en día debe ser justo al revés, unos 10 civiles muertos por cada militar, con lo que realmente habría que considerar a los militares muertos como daños colaterales: en una guerra moderna, la forma más segura de salir vivo es hacerte militar. No me gusta que se recuerde como héroes o como víctimas (¿dónde está la diferencia a los ojos de los medios?) a los militares caídos en Afghanistán o en Irak. Creo que las víctimas son otras y que los británicos que murieron allí sabían perfectamente lo que estaban haciendo. No se me escapa, sin embargo, que mucha de la milicia de hoy en día es esa parte desesperada de la sociedad que tiene muy poco donde elegir (latinoamericanos en el ejército yanki, por ejemplo). Pero la manera de ayudar a esa gente no es ponerse un Poppy que anima y jalea la guerra.

En 1926, se introdujo la iniciativa del "White Poppy" ("amapola blanca") como contraste de la roja, en rechazo de la roja, en apoyo a la paz.

Nunca, en estos 13 años, he visto a nadie con la amapola blanca. Póntela, pónsela.

11 noviembre 2010

Sin novedad

Sin novedad. Todo tranquilo. Nada interesante. Todo sigue igual. Ningún cambio. Nada que contar. Un día más que no se diferenciará para nada del resto. Casi puedo saber lo que va a suceder. Es predecible. Sin sobresaltos, sin excepciones. Todo está escrito.

A veces es mejor así. Viva la rutina y la monotonía.

Love this song.... Se la debo a mi hermano, que aunque no me lee, antes de ayer fue su cumple.


10 noviembre 2010

"Fuck!!! Ha escrito Fuck!!!"

Este pasado octubre se cumplieron 50 años de famoso juicio en la Old Bailey (Tribunal Central de lo Penal) tras el que terminó la prohibición (que había durado 32 años) de la novela de D.H. Lawrence "Lady Chatterley's lover" (El amante de Lady Chatterley). La novela había sido calificada de "obscena" por los censores por su manera de hablar de sexo de una manera abierta y explícita. De particular susto fue que se escribiera así, tan clara, la palabra "F" y, la terrorífica "C". Hay que ver la cara de cualquier inglés si alguien pronuncia la palabra "CUNT"-coño-, incluso en un contexto relajado, no importa que se esté bajo el efecto de pintas y pintas de cerveza. Es una palabrota tabú como yo creo no tenemos en castellano: por lo menos nunca he visto esa reacción en mi lengua materna, ni con blasfemias, ni con tacos de índole sexual.

Pero divago. El juicio fue simbólico pues representaba la lucha entre el estado censor y la libertad de expresión. El libro ya había sido publicado en Florencia en 1928 de manera privada y en 1929 ya había cinco ediciones piratas recorriendo Europa y Estados Unidos. Es lo que lo que tienen los libros prohibidos, pero no voy a hablar hoy de ellos, porque ya hablé aquí, el divlog recién estrenado. Eran mis libros prohibidos, los de la España de los 80.

De lo que quiero hablar hoy es del libro en cuestión, de la maravilla de novela que nos dejó este hijo de un minero casi analfabeto de las Midlands y de una antigua directora de colegio, en todos los aspectos: su forma y su contenido. El título deja claro que uno de los grandes temas del libro es la represión sexual; y el otro, para quien no lo conozca, es la grieta entre las clases en una sociedad esclerotizada por la tradición, pero en el fondo no tan distinta de la nuestra.

Constance es una de las dos hijas de un matrimonio rico, aunque no aristocrático. Es "demasiado femenina para ser tan lista", la presenta Lawrence. Tiene un padre librepensador, que lo único que desea es que sus hijas sean "libres" y que "se realicen". Para ello, no sólo las inclina al estudio, sino que usa parte de su fortuna en que sus hijas vean el arte de primera mano en Florencia, escuchen lo que es música en Dresden, en fin, esa clase de experiencias iniciáticas, que acaban incluyendo "la experiencia física del amor".

Clifford Chatterley sí que es aristócrata, y "parece tan viejo, hecho de capas y capas de desilusión, creadas generación tras generación". Si ya era virgen cuando marchó al frente, al volver sus heridas le impiden ser el amante que una mujer como Constance necesita. Y entonces aparece Mellors, el guardabosque de sus propiedades. Mellors no es simplemente un rudo hombre del campo, estuvo en el ejército, y se supone que viajó, vió mundo. Reniega de la hipocresía de la sociedad, con frases tan elocuentes como "Folks should do their own fuckin’, then they wouldn’t want to listen to a lot of clatfart about another man’s."

Y no hace falta que siga contando. Desde el punto de vista de Connie, "a woman has to live her life, or live to repent not having lived it", está claro. Pero es que además, cuando una mujer educada con alas en los pies se ve enclaustrada entre aquella sociedad y con aquel marido comienza a tener ideas que mucha gente que sólo ha vivido una relación acaba planteándose: "Was it actually her destiny to go on weaving herself into his life all the rest of her life? Nothing else? (…) But how could she know what she would feel next year? How could one ever know? How could one say YES for years and years?" o "Perphaps the human soul needs excursions, and must not be denied them. But the point ofd an excursion is that you come home again."


Y quién no ha sentido, detrás de su esternón, la fuerza de esta metáfora (que yo encuentro preciosa)? "Inside herself she could feel the humming of passion. Like the after-humming of deep bells". El zumbido, la casi imperceptible vibración de la campana que ha dejado de sonar, partiendo del centro de tu corazón.
Quien lo probó, lo sabe.

Puede parecer así, a simple vista, una historia manida, una aventura de la que la mayoría incluso podría atreverse a lanzar hipótesis sobre su final, pero hay que leerlo: la novela está tan bien escrita, de una manera tan sensible a la vez que tan salvaje (cómo se puede hablar si no de sexo, o por lo menos del sexo que tienen esa pareja de desesperados, con toda la carga de siglos que llevan en las espaldas). La escena en la que follan en la lluvia es gloriosa (y digo "follan", parafraseando a Lawrence, pero también porque es el verbo para explicar lo que hacen. No he soportado nunca el afectadísimo galicismo "hacer el amor"), y por ello la incluí ayer aquí.

Pero es que el libro está lleno de reflexiones con las que absolutamente todo el mundo, aunque no haya tenido una relación apasionada con un amante de otro mundo, de otra esfera social, se puede identificar. Siempre digo que esto es lo que hace a una obra enorme: que sus personajes sean tan de carne y hueso que, en alguna parte de ellos seamos nosotros, y que por ello temblemos con sus decisiones cuando, desde nuestro sofá, las sabemos equivocadas. Aún así, soñaremos con que yerren, porque así es la vida: un erial lleno de errores que a veces nos suben muy alto, pero por los que pagamos luego la caída. Y pese a todo, el "volvería a hacerlo". Porque de eso debe ir esto de estar vivo. "If lack of sex is going to disintegrate you, then go out and have a love affair".

El tema "planteamiento vital" está presente en toda la novela. Evidentemente, de entrada tenemos a una mujer que tiene muy poco que ver con la mayoría de las mujeres de la época. Es feminismo del bueno, del que sugiere que es la independencia económica la única que nos hará siempre y en todo lugar libres a las mujeres: "You can make a break if you wish. You have an independent income, the only thing that never lets you down".

Pero luego además, está el tema de clase, y el tema de que las pasiones nos hacen lo que somos, por ejemplo la compasión ("It is the way that our sympathy flows and recoils that really determines our lives"), el escepticismo sobre la masa ("An individual may emerge from the massess. But the emergence doesn’t alter the mass"), la injusticia de un sistema de clases tan evidente a la razón ("Give me the child of any healthy, normally intelligent man, and I will make a perfectly competent Chatterley of him. It is not who begetsus that matters, but where fate places us"), la visión (ya en esa época) sobre la locura del consumo, de esta sociedad bulímica que engulle y vomita para tener el estómago listo para el siguiente atracón ("That's our civilization and our education: bring up the massess to depend entirely on spending money, and then the money gives out", y "If I could only tell them that living and spending isn’t the same thing! But it’s no good. If only they were educated to live instead of earn and spend).

Ya al final, la genial "Money poisons you when you've got it, and starves you when you haven't" (El dinero te envenena si lo tienes, te mata de hambre si no lo tienes"). Como envenenó a Clifford Chatterley por generaciones, y como mató poco a poco a familias de mineros que dejaron sus pulmones bajo tierra, como el padre del propio Lawrence.

Eso sí, lo verdaderamente escandaloso es que Lawrence escribió "FUCK".